Cuando era niño, yo vivía en un pueblo en Allende, N.L. Y recuerdo que para antes de entrar a primaria ya había aprendido a leer gracias a las tiras cómicas que antes salían en la página 2 de la sección de deportes de El Norte. Sí, la página dos estaba llena de arriba a abajo de tiras. Salía Spider-man, Mandrake, Batman y más. Y recuerdo que, como era bien pequeño y no tenía ningún conocimiento de los colores (sigo sin tenerlo), coloreaba a spiderman con crayones azul y rojo, quedaba una plasta de cera encima del mono. Supe que era azul y rojo porque mi primo me lo había dicho, ya que él si tenía tele a color, para mí todas las caricaturas eran del mismo color hasta entonces: Birdman, los Súper Amigos AKA la liga de la justicia, Spiderman y los Ewoks.
Aprendí a leer con ayuda de mi mamá, yo quería saber lo que decían en las tiras y ella me enseñó. Desde entonces, para mí, el momento más feliz era cuando mi papá iba al centro de Allende. ¿Por qué? Bueno, vivíamos en el rancho, mi papá trabajaba en una fábrica de Nutra Sweet ahí cerca. Salía en bicicleta al trabajo y regresaba, dependiendo del turno que le tocara, en la mañana, tarde o noche. Por lo tanto las únicas salidas eran a la quincena a comprar la despensa a Allende y una vez por semana a comprar cualquier cosa y de paso traer el Norte. El día que me enteraba que iba a ir al centro, me ponía contento porque sabía que traería el periódico.
Más adelante se agregó otro día feliz a mi calendario: Un día, a mis escasos 5 años