viernes, 26 de agosto de 2011

Cuando todo el mundo parece un lugar hostil, yo he encontrado la manera de vivir en paz


VIVIR EN PAZ

Quienes me conocen saben que ya no profeso religión alguna. Porque así es como mejor me parece y no me preocupa porque creo que Dios no exige membrecías. Y también saben que no atosigo a la gente hablando de Dios ni la biblia ni nada de eso, porque también creo que es elección de cada uno y cada quien tendrá su momento para descubrirlo, como me pasó a mí. Solo puedo dar testimonios de mi experiencia ‘al aire’.

Pero en estos momentos oscuros en el país quiero compartir algo que, cuando lo leí, me dio un golpe grande y supe que era ‘La gran cosa’; espero que como a mí, les ayude a algunos a dejar de temer un poco:

En lo personal me siento bendecido diariamente y podría enumerar las razones. Esas bendiciones son las que me hacen levantarme de buen ánimo, disfrutar el trabajo y sobre todo disfrutar a mi familia. Gracias a que pude entender que todo es perecedero, logro sacarle el mayor jugo al día y a las personas. 

Pero hoy en día la violencia se hace presente en todos lados y a todas horas. Violencia generada por intereses diversos, como el dinero y el poder, principalmente. Personas que se desentienden de la ley o que la tuercen en complicidad con aquellos que juran hacerla respetar, nos hacen estar atrapados, limitados de movimiento. Porque la mayoría, en algún grado, tratamos de estar dentro de ese marco legal, aunque más por miedo a que por otra cosa. Miedo a la muerte, miedo a la cárcel, miedo al dolor.

La incertidumbre de no saber si el día de hoy nos va a tocar la tan temida bala perdida. El terror a que le toque a alguna persona querida nos quita algo de sueño. Dice el refrán que el que nada debe nada teme. Pero nosotros si tememos, porque aquellos que anteriormente solían “matarse entre ellos” ahora les entro el temblor y disparan a todos lados. 

En el país el viento no cambia a favor y todos tienen miedo y más miedo. Yo solía estar espantado todo el tiempo también. Pero una noche, no hace mucho tiempo, cuando me disponía a