Ayer a medianoche, el ultimo de los brujos abandonó la casa. Había preparado todo con mucho tiempo; había movido anteriormente alguno que otro libro de magia; frascos y pócimas; calderos y gorros; conocimientos antiguos y modernos, en fin...
Ayer solo restaban cosas sin importancia , ciertos encantamientos menores; a excepción de la gran bola de cristal donde veía el juego de baseball por las noches y una caja llena de ilusiones. Mientras paseaba por la casa vacía, le llegó el olor igual a